¡Señor!, gracias por recordarme cuáles son las
prioridades en mi vida.
Señor, que no dude darte generosamente el
tiempo que te mereces.
Señor, ilumíname cuando me exceda con las
cosas de este mundo, con el César tirano, para
que pueda escapar de sus garras y tener claro
los límites entre lo tuyo y mis demás
ocupaciones.
Gracias por enseñarme con tu ejemplo a dar
al César lo del César y a Dios lo que es de Dios.
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