miércoles, 25 de marzo de 2015

ENTRADAS AL CIRCO



LAS ENTRADAS AL CIRCO



Cuando yo era adolescente, en cierta ocasión, estaba
 con  mi padre haciendo fila para comprar entradas para 
el circo. 

Al final, solo quedaba una familia entre la ventanilla y 
nosotros.

Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, 
todos probablemente menores de doce años. 
Se veía que no tenían mucho dinero. 

La ropa que llevaban no era cara, pero estaban limpios. 
Los chicos eran bien educados, todos hacían bien la fila, 
de a dos detrás de los padres, tomados de la mano.

Hablaban con excitación de los payasos, los elefantes y 
otros números que verían esa noche. 

Se notaba que nunca antes habían ido al circo.

El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, 
orgullosos. 

La madre, de la mano de su marido, lo miraba como
 diciendo: "Eres mi caballero de brillante armadura", él 
sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si 
respondiera: "Tienes razón".

La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuántas 
entradas quería.

El respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas 
para menores y dos de adultos, para poder traer a mi 
familia al circo".

La empleada le indicó el precio. La mujer soltó la mano 
de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre 
empezó a torcerse. Este se acercó un poco más y 
preguntó:


¿Cuánto dijo?. La empleada volvió a repetirle el precio. 
¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que 
no tenía suficiente dinero para llevarlos al circo?.


Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, 
sacó un billete de veinte dólares y lo tiró al suelo. 
(Nosotros no éramos ricos en absoluto).

Mi padre se agachó, recogió el billete, palmeó al hombre 
en el hombro le dijo: "Disculpe, señor, se le cayó esto 
del bolsillo".

El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había 
pedido limosna, pero sin duda apreciaba la ayuda en 
una situación desesperada, angustiosa e incomoda.

Miró a mi padre directamente a los ojos, con sus dos 
manos le tomó la suya, apretó el billete de veinte dólares
 y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la 
mejilla, replicó: "Gracias, gracias señor".

"Esto significa realmente mucho para mi familia y para
 mi".

Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. 
Esa noche no fuimos al circo, pero no nos fuimos sin 
nada...

"No des lo que te sobra"
"Da con alegría y hasta que te duela"

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