viernes, 12 de diciembre de 2014

REFLEXION

 

La Carreta Vacía 

 

Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y 
después de un pequeño silencio me preguntó:

- Además del escuchar cantar a los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? 
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: 
- Estoy escuchando el ruido de una carreta. 
- Eso es! - dijo mi padre, es una carreta pero está vacía. 
Pregunté a mi padre: 
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? 
Entonces mi padre respondió: 
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido que hace. 
Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace hijo.

Pasaron los años y me convertí en adulto (mi Padre es ahora un ángel que me cuida desde el cielo) y ahora, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo que cuanto más vacía es la carreta, mayor es el ruido que hace. Lo mismo sucede con las personas. La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. 
Nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo...




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