Hoy elijo que el resto de mi vida
sea lo mejor de mi existencia
Hoy elijo ser feliz, he decidido enfocar mi horizonte en todo aquello que es importante.
Hoy decido no amargarme por nada ni por nadie y permitir que lo me queda de existencia sea lo mejor de mi vida.
Queda claro que todos nosotros deseamos aplicar estas mismas palabras en nuestro futuro próximo, pero el problema esencial es que no siempre sabemos priorizar qué es lo importante, ni gestionamos de modo adecuado muchas de esas emociones que nos impiden ser felices.
Hoy elijo ser feliz y no amargarme la vida por nada ni nadie Según libro “El arte de amargarse la vida”, las personas tenemos una habilidad especial para complicarnos la vida de una forma casi asombrosa.
Sabemos que no es fácil admitirlo, que nos cuesta mucho llegar a aceptar que de hechos sencillos acabamos generando auténticos laberintos que nos traen la infelicidad. Por ello, bastaría solo con tener en cuenta estas recomendaciones en las que pensar y que introducir en nuestra cotidianidad.
Pensar de forma distinta para ver el mundo de otra forma
¿Lo has pensado alguna vez?
Tus pensamientos determinan tus emociones y,
en consecuencia, la forma en que orientas tus acciones y comportamientos.
En ocasiones, muchos de nosotros nos quejamos de determinadas personas: “mi compañero de trabajo me pone de los nervios”, “está claro que ya no voy a tener más oportunidades en esta vida”…
- Este tipo de razonamientos lo que consiguen, en realidad, es generarnos emociones negativas. Si me pone de los nervios, alimento esa sensación incómoda, y si pienso “que mi tren” ya ha pasado, entonces veré el día a día como un túnel sin salida.
- Cambia el pensamiento y tus emociones te ayudarán a ver el mundo de otra forma: “hoy decido que mi compañero de trabajo ya no va amargarme la vida, no voy a hacerle caso, desactivo todo lo negativo que me produce”.
- Hoy decido que mi futuro va a traerme nuevas oportunidades porque merezco ser feliz, porque tengo muchas cosas que descubrir aún.
Hoy elijo dejar de aferrarme al pasado
Algo que nos dicen muchos psicólogos y psiquiatras es que las personas pasamos gran parte del día recordando, evocando aspectos de nuestro pasado. Queda claro que toda experiencia vivida origina un aprendizaje y un ancla emocional en nuestro cerebro que, o bien nos puede ayudar o, por el contrario, puede poner muros a nuestro presente.- No es saludable aferrarse a los errores o fracasos del ayer. Las decepciones y esas piedras del camino se asumen, se aceptan y se superan. Centrarse en ellas no ayuda, al contrario.
- Al pasado se vuelve con la mirada y el corazón para evocar aspectos que nos ayuden o que nos den fuerzas para seguir. Para que esto pueda ser así es necesario haber superado rencores, odios o tristezas. El sencillo acto de perdonar y dejar ir nos ayuda mucho en el día a día.
Sí a un diálogo interno más constructivo
Otro aspecto esencial es generar un diálogo interno que sea constructivo y no negativo. Las actitudes fatalistas ponen muchas zancadillas en nuestra vida y, de hecho, es algo que todos nosotros nos provocamos muy a menudo.- Posponemos ciertas cosas porque pensamos que no es el momento, que vamos a fracasar, que vamos a quedar en ridículo o que vamos a salir heridos.
- Un diálogo constructivo es el que aporta no solo ideas, sino también sensación de eficacia y superación, pensar que vamos a ser capaces de muchas cosas y que, sin duda, merecemos ser felices.
- Algo a tener en cuenta es que nuestro diálogo interno se ve afectado por las personas que nos rodean. Nuestro entorno puede favorecer la sensación de que “nos estamos amargando la vida” y, por ello, es necesario saber mantener distancia de quien ataca nuestra autoestima y de quien, al contrario, nos permite crecer.
“Hoy elijo ser feliz y que el resto de mi vida, sea lo mejor de mi existencia”. Esta frase debe acompañarte en cada momento, es una reflexión sencilla con la cual edificar un pensamiento positivo y realista.
De esta manera, nuestras emociones serán ese timón que nos orientará en el día a día hacia determinadas acciones que nos permitan encontrar el bienestar, el equilibrio.
Tampoco hay que obsesionarse “con ser feliz”, todos sabemos que esta sensación es momentánea y fugaz, se trata solo de estar bien con nosotros mismos, con lo que somos, y cada una de las personas que tenemos a nuestro lado que nos quieren y a los que queremos. ¡Vale la pena!
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